No, tampoco hoy salió
el sol.
O de plano ya estoy
ciego y no veo nada, porque Don Alipio me saludo muy cortésmente:
— ¡Buenos días,
muchachito! —Me dijo muy amablemente.
— Buenos los tenga
usted Don Alipio, —le contesté así porque a fin de cuentas ya ni se da cuenta de
si uno le contesta o no, es “sordo como una tapia” para usar un lugar común
para explicar lo que le pasa.
— Que se las pase a
todo dar —terminé.
Y he sacado una
conclusión más; si resulta que ya es de día, y yo ando en el patio como si
nada, pues he de ser ciego y ya ni me preocupa si me se el camino a donde sea
que yo me dirija. Y por cierto no sé ni a donde voy, pero pues ya me salí de la
cama y ya ni modo de regresarme, algo me levantó y ese algo de segurito me va a
llevar a donde voy, espero. Y si no, pues de paseo me servirá. Hay que aflojar
las piernas, o hacer ejercicio, o de plano nomas perder el tiempo.
Ayer, por poquito y
atrapo una idea, hoy tengo flojera de buscarla siquiera, no se me antoja
andarlas persiguiendo o discernir que parte es de una y que parte es de otra,
pasan tan juntas que se me revuelven; tan rápido y se hacen tan borrosas que ya
casi ni las distingo, pero sé que están ahí, todas revueltas, persiguiéndose
unas a otras, tratando de confundirme.
Ya tengo una estrategia,
me voy a hacer el distraído o el tonto y cuando más despreocupadas estén, voy a
atrapar una de las orejas o de donde se pueda, agarraré la que de reojo vea más
interesante, a fin de cuentas para eso no necesito verlas.
Creo que ya tengo una
estrategia. Pero será mañana ya me cansé de tanto caminar.
Si, las ideas se escabullen a veces, no se que es lo que buscas, pero sé que cuando uno quiere expresar algo que está en alguna parte de la vida o simplemente crearlo, las ideas se esconden no? las muy traicioneras
ResponderEliminar