jueves, 2 de diciembre de 2010

Microcuento

— Dile a papá que baje la tapa, las galletas se resecarán, y tu abuela no puede comerlas y digerirlas; las hago para ella, no para que las devoren los tragaldabas de la casa. Si yo quisiera que las comieran ustedes, estarían sobre la mesa, al alcance de todos. También las haría más sabrosas o nutritivas. Se olvidan de mis instrucciones, las ignoran. Ignoran a su madre, que tanto he sacrificado por ustedes.

Al callar, sopló con cuidado sobre el rostro de la abuela, que yacía casi muerta por el arsénico de las galletas, recostada con dificultad dentro de su féretro, en espera del último suspiro.